Los amigos de verdad
Había una vez un chico llamado Pepe a quien le encantaba tener miles de amigos. Presumía muchísimo de todos los amigos que tenía en cole, y de que era muy popular. Su abuelo se le acercó un día y le dijo:
-Te apuesto un bolsón de palomitas a que no tienes tantos amigos como crees. Pepe aceptó la apuesta sin dudarlo, pero como no sabía muy bien cómo probar que todos eran sus amigos, le preguntó a su abuelo. El respondió:
-Tengo justo lo que necesitas en el desván. Espera un momento.
El abuelo salió y al poco volvió como si llevara algo en las mano, pero Pepe no vio nada.
-Cógela. Es una silla muy especial. Como es invisible, es difícil sentarse, pero si la llevas al cole y consigues sentarte en ella, activará su magia y podrás distinguir a tus amigos del resto de compañeros. Pepe, valiente y decidido, tomó aquella extraña silla invisible y se fue con ella al cole. Al llegar la hora del recreo, pidió a todos que hicieran un círculo y se puso en medio, con su silla.
-No os mováis, vais a ver algo alucinante.
Entonces se fue a sentar en la silla, pero como no la veía, falló y se calló de culo. Todos se echaron una buenas risas.
-Esperad, esperad, que no me salido bien y lo volvió a intentar.
Pero volvió a fallar, provocando algunas caras de rareza, y las primeras caras de rareza, y las primeras burlas. Pepe no se rindió, y siguió tratando de sentarse en la silla de su abuelo, pero no dejaba de caer al suelo... hasta que de pronto, una de las veces que fue a sentarse, no calló y se quedó en el aire...
Y entonces, comprobó la magia de la que habló su abuelo. Al mirar alrededor pudo ver a Pedro, Lucas y Diana, tres de sus mejores amigos sujetándole para que no cayera, mientras muchos otros no paraban de burlarse de él. Y ahí paró el numerito, y se fue con sus tres vedaderos amigos, les explicó cómo su listo abuelo se la había apañado para enseñarle que los buenos amigos son aquello que nos quieren y se preocupan por nosotros.
Autor: Pedro Salas
Curso: 2º E.S.O A. Instituto Alyanub Vera (Almería)